A pesar de que sólo hemos escuchado de los LEDs en años recientes, esta es una tecnología que ha venido evolucionando desde mediados del siglo pasado. El primer LED comercialmente utilizable fue desarrollado en el año 1962. Se trataba de un diodo que emitía luz roja, resultado de una combinación de los elemento Galio, Arsénico y Fósforo (GaAsP).
Los LED son dispositivos semiconductores de estado sólido lo cual los hace robustos, fiables, de larga duración y a prueba de vibraciones, que pueden convertir la energía eléctrica directamente en luz. El interior de un LED es un pequeño semiconductor encapsulado en un recinto de resina de epoxi. A diferencia de un foco incandescente tradicional, los LED no tienen filamentos o partes móviles que puedan quemarse, fundirse o dejar de funcionar. La emisión de luz del LED va disminuyendo gradualmente hasta su fin. Se considera que a aproximadamente a las 50.000 horas, es cuando su flujo decae por debajo del 70% de la inicial, eso significa aproximadamente 6 años en una aplicación de 24 horas diarias 365 días/año.
Otra diferencia importante entre un LED y otros focos tradicionales es el encendido instantáneo del mismo, emitiendo inmediatamente el 100% de su intensidad sin necesidad de que se caliente o se tenga que esperar su arranque.
Otra ventaja de los LED es que al no contener mercurio, durar más tiempo y consumir una cantidad menor de electricidad para su operación los hace más amigables con el medio ambiente.
En el siguiente video (en inglés) se presenta un excelente video sobre la historia de los LEDs y sus diferentes aplicaciones.
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